miércoles, 19 de marzo de 2014

"Las ventanas de invierno", Premio Solienses 2014


Es necesario poner en orden las emociones experimentadas antes de hablar, dejarlas que reposen como un buen café para que se enraícen en nuestros sentidos. Y eso es incompatible con un blog. Lo sé. A eso se suma la dificultad para encontrar las palabras capaces de expresar aquello que sentimos. Los vocablos están desgastados por el uso, pero son el único instrumento que tenemos para explorar nuestra realidad. Todo lo que pueda comentar hoy aquí lo dije en el discurso pronunciado tras recibir el arado y se resume en dos sílabas: "gracias"; por eso, y para no repetirme me limitaré a dejar los enlaces a la decisión del jurado, al primer avance que Antonio Merino hizo del acto de entrega del premio, a la crónica completa del mismo  y a las entradas en que se hace eco de la repercusión que ha tenido en los medios tanto el fallo del jurado como el acto celebrado el pasado 16 de marzo en Dos Torres.


En próximos días colgaré el discurso íntegro. Ahora solo me queda incidir en la deuda de gratitud contraída con todas las personas que han contribuido a que me sienta un tipo más afortunado. No querría cerrar esta entrada sin recoger con una breve reflexión que publiqué en Facebook :"Ser finalista del Premio Solienses y haber tenido como compañeros de viaje a Juan Ferrero y Félix A. Moreno Ruiz es un orgullo, una satisfacción y un privilegio. Haberlo conseguido, además, es una responsabilidad, al colocar el nombre propio junto al de grandes escritores. Formar parte de la exposición "No palabras" y convertirme en la materia con la que ha trabajado José Jurado es un viaje hacia la propia interioridad a través de su cámara."


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