miércoles, 12 de junio de 2013

"Las cosas se han roto. Antología de la poesía ultraísta"

    

ALGO MÁS QUE ULTRAÍSMO

Bajo el sugerente título de Las cosas se han roto (Vandalia, Fundación José Manuel Lara), Juan Manuel Bonet, escritor, crítico de arte y comisario de exposiciones, ha recogido algunos poemas y ha indagado en la vida, en no pocos casos desconocida, de sesenta poetas ultraístas, algunas de las cuales tienen un cierto aire novelesco que recuerda a los apócrifos de Borges, según Trapiello, quien califica el libro como “una verdadera novela de la poesía vanguardista.”
El ultraísmo es el primero de los ismos en España y nace como una reacción frente al modernismo imperante en la poesía desde finales del siglo XIX. El término fue acuñado en las tertulias del Café Colonial por Cansinos Assens, aunque Guillermo de Torre afirmó que “ultraísmo es sencillamente uno de los muchos neologismos que yo esparcía a voleo por mis escritos de adolescente. Assens se fijó en él, acertó a aislarlo, a darle relieve”.
Pese a que se trata de una corriente heterogénea en su génesis –en ella confluyen elementos tan dispares como el creacionismo de Huidobro, la poesía cubista, el futurismo, el dadaísmo, el expresionismo  alemán y, por supuesto, la obra del genial Ramón Gómez de la Serna- y de una extrema brevedad -comienza con las novedades parisinas importadas por Huidobro durante su segundo viaje a Madrid, en 1918, y se apaga en 1925-, supone una auténtica renovación de la literatura española en la medida en que trae a nuestra poesía –sobre todo a través de las revistas Grecia y Ultra- los principios estéticos que recorrían Europa, coloca en primer plano el mundo de las ciudades y del alegre frenesí que caracterizaba los años veinte, potencia el humor y se dispara la imaginación.
Semejante origen, unido al hecho de que algunos de los autores más significativos de esta tendencia -Gerardo Diego, Pedro Garfias, Juan Larrea o Guillermo de Torre- evolucionasen rápidamente hacia el creacionismo, ha podido llevar a Bonet a no distinguir entre ultraísmo y creacionismo.
El resultado es una obra interesante y profundamente documentada en la que, no obstante, el exceso de antologados puede provocar cierto recelo en el lector, que considerará prescindibles algunos autores de un movimiento que no solo fue silenciado y menospreciado por los elitistas poetas del 27 sino también por la mayoría de los propios ultraístas, quienes, con el tiempo, consideraron estos textos simples experimentos juveniles.

(Publicado en "Cuadernos del Sur", en Diario Córdoba, 9 de junio de 2012, p. 7)

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